Ecos de Luz (Echoes of Light)

En esta pieza la idea musical y el título surgen simultáneamente, y es la relación, el juego entre ambos lo que va a determinar el desarrollo de toda la obra. Un juego de palabras, utilizando elementos mezclados, pertenecientes a mundos distintos, el visual y el sonoro, y la traslación de ese juego de palabras a la música. Casi a la manera de una obra programática. 

El gesto inicial construido sobre una armonía brillante y basado en rítmicas irregulares representa  a la luz, a destellos a partir de los cuales comienzan a construirse las resonancias, los ecos. Trabajando con la idea de que nunca suceden dos veces las mismas cosas. Todo va cambiando, transformándose. El eco de un sonido es diferente al sonido original, y cada repercusión del eco es diferente al anterior. Uno mismo, un segundo después, no es la misma persona, que la de hace un segundo.

La relación del sonido y el eco, con el espacio, y su transformación en el tiempo está  representada en la música mediante la utilización de un tiempo fluido y de permanentes cambios de tempo. 

A la sección brillante del comienzo, luego de atravesar por momentos de nebulosa, le sigue un momento de oscuridad, de pesadumbre. Una lucha por volver a la luz, que desemboca en el primer punto de clímax de la obra. El clímax se va desvaneciendo, mediante otro proceso de ecos, y da lugar a la sección rápida, vertiginosa, turbulenta. Un nuevo punto climático que poco a poco decae y culmina con un par de  compases de piano solo. Otro momento de nebulosa, similar al que seguía a la sección inicial, utilizado formalmente como separador, da lugar a la recapitulación. Se vuelve al carácter del comienzo y al juego de ecos, originado esta vez desde el registro grave, a diferencia de la sección inicial.

Un juego de destellos y ecos en el espacio, en el tiempo. Tiempo flexible, fluido, real.

La luz, las palabras, el silencio, la oscuridad, las cosas dichas, cosas que nacen, las que mueren, el sonido…la vida.