Grito a la vida

En el año del 80 aniversario de la muerte (del asesinato) de Federico García Lorca y de que Valencia fuera capital de la II República, este Grito a la vida es una modesta reflexión e invitación a mantener vivas las huellas del pasado. Al igual que el poeta, se mantienen vivas gracias a que se mantiene viva su memoria y su obra.

El grito, como símbolo de la desesperación ante la muerte y también del instante pletórico de vida que la antecede. El grito como elemento opuesto al silencio, y como muestra de la falta de comunicación. El grito, junto con los temas centrales en la obra de Lorca (amor, deseo, pasión y muerte) y los símbolos en torno a la luna, agua, sangre y metales; como vínculo con fenómenos de índole musical,  como punto de partida para construir una dramaturgia sonora a través de una textura polifónica generada por las líneas del discurso sonoro de los instrumentos que integran el set de percusión, la gestualidad y un texto declamado por el intérprete.
Es un encargo de Juanjo Llopico, a quien está dedicada.